martes, 10 de diciembre de 2013

Sobre palabras intraducibles: un viaje por los diccionarios

(Fragmento de tesis doctoral)

En un sentido estricto, el diccionario no proporciona significados sino series de significantes. No obstante y ya que la significación sólo se puede obtener por las relaciones diferenciales de los signos, de poco nos servirán dichas series si no conocemos esas relaciones.

Veamos un ejemplo. El Diccionario de la Lengua Española (DRAE)[1] de la Real Academia Española de la Lengua nos ofrece la siguiente entrada:

cercopiteco. (Del gr. cercoz, rabo, y piqhcoz, mono.) m. Mono catirrino, propio de África, de formas ligeras, provisto de abazones y con callosidades isquiáticas muy desarrolladas. (pág. 462)

Hemos tenido que buscar esta palabra porque no disponemos en nuestro repertorio de ningún signo que entable relaciones diferenciales con ella. Sin embargo, nuestro problema con la palabra no es por la ausencia de referente (probablemente podamos ver una fotografía en una enciclopedia o, es más, puede que ya conozcamos al mono en cuestión pero no sepamos su nombre). Al intentar encontrar un significado para ese significante opaco (no-diferencial), nos tropezamos con una definición igualmente opaca. ¿Qué tipo de mono es un mono catirrino? Más aun. ¿Por qué “mono” y no “simio” que es el subgénero al que pertenece este animal? Sin embargo, si no fuera suficiente con la dificultad genérica de palabras como “mono” tenemos que enfrentarnos con cuestiones tales como “catirrino”, “abazones” e “isquiáticas”. Curiosamente cualquier persona sabe qué son pero no dispone de la relación significanteósignificante que produzca la significación del signo.

catirrino. (Del gr. …, hacia abajo, …, nariz) adj. Zool. Dícese de los simios cuyas fosas nasales están separadas por un tabique cartilaginoso, tan estrecho que las ventanas de la nariz quedan dirigidas hacia abajo. Ú. t. c. s. (pág. 441)
abazón. m. Zool. Cada uno de los dos sacos o bolsas que, dentro de la boca, tienen muchos monos y algunos roedores, para depositar los alimentos antes de masticarlos. (pág. 5)
isquiático, ca. adj. Perteneciente al isquion. (pág. 1193)
isquion. (Del gr.…) m. Anat. Hueso que en los mamíferos adultos se une al ilion y al pubis para formar el hueso innominado, y constituye la parte posterior de este. (pág. 1193)[2]

Veamos una fotografía.
Cercopiteco
Cercopiteco
No obstante, la fijación del referente no nos asegura la significación. Veamos otro ejemplo.

Dice el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE):
padre. (Del lat. pater, -tris) m. Varón o macho que ha engendrado. 2.Varón o macho, respecto de sus hijos. 3. V. hermano de padre. 4. Macho en el ganado destinado a la procreación. 5. Cabeza de una descendencia, familia o pueblo. 6. Nombre que se da a ciertos religiosos y a los sacerdotes. 7. Teol. Primera persona de la Santísima Trinidad. 8. fig. Origen, principio. 9. fig. Autor de una obra de ingenio, inventor de cualquier otra cosa. 10. pl. El padre y la madre. 11. Antepasados. 12. adj. fam. Muy grande. Se armó un escándalo PADRE. apostólico. Cada uno de los padres de la Iglesia que conversaron con los apóstoles y discípulos de Jesucristo. conscripto. Entre los romanos, senador. de almas. Prelado, eclesiástico o cura. de familia, o de familias. Jefe de una familia aunque no tenga hijos. de la patria. Título de honor dado a alguien por los servicios prestados al pueblo. 2. irón. Dícese de los diputados a Cortes o senadores. del yermo. anacoreta. de mancebía. El que tenía a su cargo el cuidado y gobierno de la mancebía. de pila. Padrino en el bautismo. de pobres. fig. Sujeto muy caritativo y limosnero. de provincia. En algunas órdenes religiosas, sujeto que ha sido provincial o ha tenido puesto equivalente. 2. Título que durante el régimen foral se concedía en las provincias vascongadas al que había sido diputado en las juntas generales del país o había prestado algún servicio eminente. Los padres de provincia formaban un cuerpo consultivo para los asuntos forales. de su patria. padre de la patria. espiritual. Confesor que cuida y dirige el espíritu y conciencia del penitente. eterno. Teol. Padre, primera persona de la Trinidad. nuestro. Oración dominical que comienza con estas palabras. 2. Cada una de las cuentas del rosario más gruesas que las demás o que se diferencian de ellas de alguna otra manera, para advertir cuándo se debe rezar un padrenuestro. Santo. Por antonom., el Papa. Beatísimo Padre. Tratamiento que se le da al Papa. nuestros primeros padres. Adán y Eva, progenitores del linaje humano. Santo padre. Cada uno de los primeros doctores de la Iglesia griega y latina, que escribieron sobre los misterios y sobre la doctrina de la religión. 2. Padre Santo, el Papa. de padre y muy señor mío. fr. fam. Con que se encarece la gran intensidad o magnitud de una cosa. dormir uno con sus padres. fr. Haber muerto. hallar uno padre y madre. fr. fig. Hallar quien lo cuide y favorezca. mi padre es Dios. expr. con que nos ponemos, en los trabajos o desamparos, debajo de su paternal protección divina. mi padre las guardará. expr. que reprende al que echa trabajo y cuidado a otros, aun debiendo aliviarlos de ellos por respeto u otra obligación. no ahorrarse uno con nadie, ni con su padre. fr. fam. Atender sólo a su propio interés. 2. fam. Decir libremente su sentir, sin guardar respeto a nadie. sin padre ni madre, ni perro que me ladre. loc. fig. y fam. de que se usa para manifestar la total independencia o desamparo en que se halla uno. tener el padre alcalde. fr. fig. Contar con un poderoso protector. ¡tu padre! exclam. fam. de irritación o enojo. (pág. 1499)

Todo este texto descriptivo sobre la palabra “PADRE” intenta definir la globalidad significativa de la cadena “P-A-D-R-E”. Sin embargo, ¿son todos estos significados suficiente definición del término? ¿Podríamos duplicar el número de definiciones por medio de la inclusión del término en diferentes frases? ¿Cuántas definiciones serían necesarias para abarcar todo el término?

Al mismo tiempo, nos podríamos preguntar si no nos estamos olvidando también de la parte psicológica del signo; es decir, la impresión que tenemos guardada de éste y que nos ayuda a recuperar su significado. ¿Acaso “PADRE” significa lo mismo para un huérfano, para un niño maltratado, para un niño abandonado, para un musulmán, para un budista, para una monja del Vaticano, para un anarquista francés, para un ateo, para un “hijo de puta”, etc.? De esta forma, vemos cómo los significados del diccionario formulan una aproximación arbitraria (¿por qué no aparecen frases como: “ser de su padre y de su madre” o “El obligado a dar alguna cosa lo está también a conservarla con la diligencia propia de un buen padre de familia”[3]). Si analizamos este último ejemplo descubrimos cómo el DRAE sí incluye una acepción, pero ésta no se corresponde directamente con el significado al que se refiere el Código Civil.

Veamos ahora cómo recoge María Moliner en su Diccionario de uso del español el término “PADRE” ([1966]1991). Así, en este diccionario se han tomado decisiones de macroestructura que afectan directamente a la distribución de la información bajo la entrada “padre”. Por ejemplo, se han introducido sinónimos, familias léxicas, ejemplos, frases hechas destacadas en mayúscula y con sangría. No obstante, nos seguimos encontrando algunos de los problemas que hemos señalado más arriba en el caso del DRAE. Aunque el diccionario se pueda definir como un compendio de todas las palabras de una lengua ordenadas alfabéticamente, queda bastante claro, según estos ejemplos, que no existe esa totalidad esperada. Es más. Aun cuando el diccionario pudiese llegar a recoger “todas las palabras” nunca llegaría a incluir todos los significados ya que al ser obras estáticas nunca podría representar aquella conocida frase: “el significado de una palabra es su uso”.

Cualquier persona que consulte un diccionario se enfrenta siempre a la misma insatisfacción, como hemos señalado más arriba: las palabras del diccionario son formas prefijadas, estáticas y fraguadas, mientras que nuestra experiencia con las palabras hace de ellas formas complejas, símbolos de sí mismas que no se reducen a significados, sino que se multiplican.

 En conclusión, son todas estas acepciones que nos da el diccionario, los elementos psicológicos y los usos sociales puntuales los que crean la recepción de los signos. Del mismo modo (y por esta razón), en el acto de la comprensión el signo busca acomodo a su multiplicidad en un entorno de otros signos que crean tensiones. A partir de éstas se produce una aproximación a un significado “real-intuitivo” que permite vislumbrar la globalidad comunicativa del signo. Esta globalidad comunicativa no sólo concretiza el signo sino que además añade elementos de diseminación que multiplican el acto de recepción. De esta forma, la comprensión de los signos no responde a una ubicación en esquemas de significado o estructuras culturales preestablecidas (como pueden ser los diccionarios o las enciclopedias) sino a una extensión de todos los significados probables conocidos (y no conocidos) que se proyectan en un acto de comunicación. Es decir, todos los significados que podemos atribuir a un signo (lingüísticos, culturales, semióticos, comunicativos, psicológico-personales, etc.) contribuyen a la creación de un significado para un signo específico de tal forma que la tensión que crea esta unión entre significados y signo engendra nuevas tensiones para la comprensión del signo futuro. Sólo cuando la connotación de un signo se vuelve denotación absoluta (ni siquiera se produce en el caso de las siglas) podemos hablar de una coincidencia de significados.

Así, y a modo de conclusión, el diccionario se descubre como una estructura cerrada que intenta fijar lo que nunca se detiene, dado que el texto no comparte con éste su capacidad (cerrada) de definir, sino una estructura infinita (Barthes 1980).




[1] Utilizamos la vigésima primera edición (1992).
[2] Como ya habrá podido constatar el lector, una vez que hemos iniciado la serie es bastante difícil encontrar un final.
[3] Código Civil, Tecnos, Madrid, 1993, 12.º edición, pág. 308 (Artículo 1.094, Libro cuarto: De las obligaciones y contratos, Título segundo: De la naturaleza y efecto de las obligaciones).