lunes, 28 de abril de 2014

Sobre el signo en general y la toma de notas en interpretación consecutiva en particular



Autor: Javier Mallo
(Reflexiones sobre 
la toma de notas 
allá por 1995-1996)

La nota, ese signo en el papel, que puede ser un criptograma, ideograma, palabra, línea, curva o cualquier fórmula más o menos convencional, parece ser la mejor demostración de la arbitrariedad del signo lingüístico.

Su arbitrariedad no consiste simplemente en que la relación entre significante y significado no sea directa ni motivada. Antes bien, se trata de una relación difusa y diferida; una relación que cambia dentro de la globalidad de la situación comunicativa. El signo se crea por asociación intuitiva entre una cadena fónica o escrita y un significado que no es posible definir. Es decir, en nuestros signos los significados se desarrollan en la relación entre significante y significado (entendido como relación clásica), relación que no se corresponde con ningún significado de diccionario (referencia no arbitraria pero fijada arbitrariamente entre los posibles significados) sino con una cadena indefinida (espacio y tiempo) de oposiciones y diferencias. La comprensión del signo se realiza por medio de una búsqueda de coincidencias y diferencias comunicativas, lingüísticas y pragmáticas para dicho signo en un momento, cadena fónica o escrita, y contexto. De este modo, el efecto diseminante del signo lingüístico se reduce notablemente hasta alcanzar una aproximación al “significado”. No obstante, el significado no es aprehensible en sí mismo ya que 1) no se puede definir a priori y 2) ninguna definición, situación o entorno comunicativo puede llegar a agotar el juego de las diferencias. De un modo similar define W.V.O. Quine su “Tesis de la Indeterminación de la Traducción”. En ésta afirma que dos lingüistas que intenten estudiar la lengua de una misma tribu podrán llegar a obtener dos manuales de traducción que, aun siendo aceptables por separado con respecto a la lengua nativa, al ser comparados podrían llevar a conclusiones que en su lengua materna se excluyen. Las ideas de Quine sobre la traducción, recogidas principalmente en Word and Object (1960), han provocado largas e interesantes discusiones entre todos aquellos interesados en la filosofía del lenguaje y en la teoría de la traducción. En principio, su "Tesis de la Indeterminación de la Traducción" afirma que, dado que no podemos distinguir claramente entre las cosas y lo que decimos sobre ellas, parece imposible afirmar la existencia de algo como un significado independiente. Así, un conejo parece ser descrito en la lengua indígena como “GAVAGAI” pero no existe ninguna forma ostensiva que permita decidir si su significado es realmente “conejo”, “porción de conejo”, “conejo en situación ‘entre hierba’”, etc. De esta forma, sería imposible definir completamente una gramática y una semántica de la lengua indígena. De la misma forma, la indeterminación de sus signos también impediría crear un diccionario sobre los términos de esa lengua (¿acaso podemos hacerlo sobre nuestra lengua?).

Las definiciones de los diccionarios sobre nuestros signos lingüísticos nos proporcionan un punto de partida para la comprensión de los significados; o lo que es lo mismo, para entrar en el juego de las diferencias. Veamos un ejemplo:

Dice el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE)[1]

padre. (Del lat. pater, -tris) m. Varón o macho que ha engendrado. 2.Varón o macho, respecto de sus hijos. 3. V. hermano de padre. 4. Macho en el ganado destinado a la procreación. 5. Cabeza de una descendencia, familia o pueblo. 6. Nombre que se da a ciertos religiosos y a los sacerdotes. 7. Teol. Primera persona de la Santísima Trinidad. 8. fig. Origen, principio. 9. fig. Autor de una obra de ingenio, inventor de cualquier otra cosa. 10. pl. El padre y la madre. 11. Antepasados. 12. adj. fam. Muy grande. Se armó un escándalo PADRE. apostólico. Cada uno de los padres de la Iglesia que conversaron con los apóstoles y discípulos de Jesucristo. conscripto. Entre los romanos, senador. de almas. Prelado, eclesiástico o cura. de familia, o de familias. Jefe de una familia aunque no tenga hijos. de la patria. Título de honor dado a alguien por los servicios prestados al pueblo. 2. irón. Dícese de los diputados a Cortes o senadores. del yermo. anacoreta.  de mancebía. El que tenía a su cargo el cuidado y gobierno de la mancebía. de pila.  Padrino en el bautismo. de pobres. fig. Sujeto muy caritativo y limosnero. de provincia. En algunas órdenes religiosas, sujeto que ha sido provincial o ha tenido puesto equivalente. 2. Título que durante el régimen foral se concedía en las provincias vascongadas al que había sido diputado en las juntas generales del país o había prestado algún servicio eminente. Los padres de provincia formaban un cuerpo consultivo para los asuntos forales. de su patria. padre de la patria. espiritual. Confesor que cuida y dirige el espíritu y conciencia del penitente. eterno. Teol. Padre, primera persona de la Trinidad. nuestro. Oración dominical que comienza con estas palabras. 2. Cada una de las cuentas del rosario más gruesas que las demás o que se diferencian de ellas de alguna otra manera, para advertir cuándo se debe rezar un padrenuestro. Santo. Por antonom., el Papa. Beatísimo Padre. Tratamiento que se le da al Papa. nuestros primeros padres. Adán y Eva, progenitores del linaje humano. Santo padre. Cada uno de los primeros doctores de la Iglesia griega y latina, que escribieron sobre los misterios y sobre la doctrina de la religión. 2. Padre Santo, el Papa. de padre y muy señor mío. fr. fam. Con que se encarece la gran intensidad o magnitud de una cosa. dormir uno con sus padres. fr. Haber muerto. hallar uno padre y madre. fr. fig. Hallar quien lo cuide y favorezca. mi padre es Dios. expr. con que nos ponemos, en los trabajos o desamparos, debajo de su paternal protección divina. mi padre las guardará. expr. que reprende al que echa trabajo y cuidado a otros, aun debiendo aliviarlos de ellos por respeto u otra obligación. no ahorrarse uno con nadie, ni con su padre.  fr. fam. Atender sólo a su propio interés. 2. fam. Decir libremente su sentir, sin guardar respeto a nadie. sin padre ni madre, ni perro que me ladre. loc. fig. y fam. de que se usa para manifestar la total independencia o desamparo en que se halla uno. tener el padre alcalde. fr. fig. Contar con un poderoso protector. ¡tu padre! exclam. fam. de irritación o enojo.

Todo este texto descriptivo sobre la palabra “PADRE” intenta definir la globalidad significativa de la cadena “P-A-D-R-E”. Sin embargo, ¿son todos estos significados suficiente definición del término? ¿Podríamos duplicar el número de definiciones por medio de la inclusión del término en diferentes frases? ¿Cuántas definiciones serían necesarias para abarcar todo el término?

Al mismo tiempo nos podríamos preguntar si no nos estamos olvidando también de la parte psicológica del signo; es decir, la impresión que tenemos guardada de éste y que nos ayuda a recuperar su significado. ¿Acaso “PADRE” significa lo mismo para un huérfano, para un niño maltratado, para un niño abandonado, para un musulmán, para un budista, para una monja del Vaticano, para un anarquista francés, para un ateo, para un “hijo de puta”, etc.? De esta forma podemos ver cómo los significados del diccionario formulan una aproximación arbitraria (¿por qué no aparecen frases como: “ser de su padre y de su madre” o “El obligado a dar alguna cosa lo está también a conservarla con la diligencia propia de un buen padre de familia”[2]).

En conclusión, son todas estas acepciones que nos da el diccionario, los elementos psicológicos y los usos sociales puntuales los que crean la recepción de los signos. Del mismo modo (y por esta razón), en el acto de la comprensión el signo busca acomodo a su multiplicidad en un entorno de significados que crean tensiones. A partir de éstas se produce una aproximación a un significado “real-intuitivo” que permite vislumbrar la globalidad comunicativa del signo. Esta globalidad comunicativa no sólo concretiza el signo sino que además añade elementos de diseminación que multiplican el acto de recepción. De esta forma, la comprensión de los signos no responde a una ubicación en esquemas de significado o estructuras culturales preestablecidas (como pueden ser los diccionarios o las enciclopedias) sino a una extensión de todos los significados probables conocidos (y no conocidos) que se proyectan en un acto de comunicación. Es decir, todos los significados que podemos atribuir a un signo (lingüísticos, culturales, semióticos, comunicativos, psicológico-personales, etc.) contribuyen a la creación de un significado para un signo específico de tal forma que la tensión que crea esta unión de significadosn y signo engendra nuevas tensiones para la comprensión del signo futuro. Sólo cuando la connotación de un signo se vuelve denotación absoluta (ni siquiera se produce en el caso de las siglas) podemos hablar de una coincidencia de significados.

Cuando hablamos de signos, textos y significados nos vemos cerrados en una continua intertextualidad que nos remite a otros signos, textos y significados. Así, en conclusión el diccionario se descubre como una estructura cerrada que intenta fijar lo que nunca se detiene. Como señala Roland Barthes:
“para el diccionario textual no hay lengua de entrada ni de salida, pues el texto no comparte con el diccionario su poder definicional (cerrado), sino su estructura infinita”[3]



El signo de la toma de notas para interpretación consecutiva

Si en la discusión anterior observábamos cómo los signos solamente significan por aproximación y cómo sus posibles significados entran en contacto y crean nuevos y posibles significados por sus relaciones de tensión, ahora pasaremos analizar las características del signo de la toma de notas para interpretación consecutiva. Este signo es diferido (como todo signo pero en uno de los mayores grados), tiene una vida breve, su receptor y emisor son la misma persona, no dispone de un código fijo y está indeterminado por su propia naturaleza.

1. Un signo diferido.
Todo signo es diferido dado que su emisión y recepción implica un salto en el tiempo, en el espacio o entre personas. El signo escrito es diferido porque su recepción se dilata en el espacio y en el tiempo y porque, además, su receptor final puede no ser el receptor implícito. El signo oral es diferido ya que implica un salto instantáneo de emisor a receptor, tanto si este último está presente como si no (teléfono, teleconferencia, televisión, etc.). No obstante, el signo oral no sufre el efecto “diferido” del mismo modo que el signo escrito ya que no participa de la inscripción (aunque no podemos olvidarnos de las cintas de audio y vídeo o de la taquigrafía).
El signo de la toma de notas de interpretación consecutiva es diferido porque su escritura está condicionada por una recepción casi inmediata. Al mismo tiempo, su inscripción en la libreta de notas no intenta dejar una marca sino que simplemente busca el “efecto diferido” en sí mismo. Es decir, el signo de la toma de notas no se acaba en sí mismo ya que su différance consiste en quedar ahí sin significado hasta que se recupera el discurso cuando el intérprete proporciona su prestación. Al ser un signo que sólo significa en relación con la memoria (acaso en un mayor grado que cualquier otro signo), su escritura implica el efecto “diferido” en tanto en cuanto sólo se completa cuando desencadena la memoria; su recepción implica el efecto “diferido” en tanto en cuanto sólo se completa cuando, por medio de lo recuperado por la memoria, es emitido ante una audiencia.

2. Vita brevis.
El signo de la toma de notas no vive más que unos minutos aunque quede impreso en un papel. Su significado tan sólo es relevante en el acto comunicativo en el que entran en juego el emisor1, el intérprete (receptor1- emisor2) y el receptor2 (receptor múltiple o individual). Horas después de la interpretación habrá perdido toda relevancia porque 1) ya no existe la situación comunicativa que propició su inscripción en el papel; 2) la memoria a medio plazo habrá desaparecido con toda probabilidad; 3) el secreto profesional impide que esa información pueda ser repetida fuera de la situación comunicativa ya extinguida.

3. Sólo puede ser entendido por su emisor/receptor.
La utilización de la nota en una situación comunicativa única e irrepetible (reunión, conferencia, rueda de prensa, etc.) aumenta el efecto arbitrario del que ya hemos hablado. Al mismo tiempo, la nota es representación y ocultación (problema típico para el estudiante de interpretación), el signo muestra un posible camino que sólo quedará completado cuando se cumplan las siguientes condiciones: 
análisis previo de todo la situación en que se emite el discurso;
análisis del discurso en sí mismo;
comprensión de la estructura argumentativa del discurso; y
creación de un interruptor en la memoria (=nota) que desencadene el discurso diferido.

Si se produce algún error y no se cumplen estas exigencias mínimas, el intérprete se encontrará ante una serie de símbolos y anotaciones que habrán perdido su carga comunicativa (esencia de la nota). De este modo vemos como el signo llega a convertirse en algo opaco a causa se sus propias características, es decir, arbitrariedad y efecto “diferido”.
De igual modo, la nota de interpretación consecutiva no es un mensaje al uso ya que el emisor y el receptor coinciden. Al mimo tiempo, al cerrarse de esta forma el acto comunicativo sobre la misma persona, podría parecer que la comunicación será perfecta. Este suele ser el error que cometemos a la hora de analizar la toma de notas:

A.   la coincidencia entre emisor y receptor no asegura el acto comunicativo ya que no se trata de un acto instantáneo sino diferido: discurso1 - notas - discurso2. Pero el paso de 1 a 2 está retrasado, suspendido en el tiempo. Así, esa suspensión puede producir rupturas en la comunicación. Más aun si tenemos en cuenta el siguiente punto;

B.   el código que actúa como desencadenante de la memoria a medio plazo, dada su profunda arbitrariedad, puede suponer un nuevo obstáculo para que la comunicación llegue a buen término. En dicho caso, el código de la toma de notas no funcionará como un interruptor sino como un difusor que multiplicará los referentes del discurso1:
Discurso y notas
 Así,
  “[t]he secret, if there is one, is not hidden at the corner of an angle, it does not lay itself open to a double view or to a squinting gaze. It cannot be seen, quite simply. No more than a word. As soon as there are words -and this can be said of the trace in general, and of the chance that it is- direct intuition no longer has any chance”[4].

Esta cita de Jacques Derrida nos puede servir para intuir la ocultación de la palabra, el trazo, el signo en general. Al utilizar los signos hemos perdido la capacidad de intuir directamente la realidad. De la misma forma, la nota de consecutiva, cuando se vuelve opaca, nos devuelve un dibujo en el papel por todo significado, al haber perdido la clave para descifrar el signo ya no existe la intuición de la que gozábamos cuando escribimos la nota.

4. No existe un código fijo.
Como cualquier estudiante de interpretación sabe, el sistema de toma de notas es fruto de un trabajo individual. En la mayoría de los casos un intérprete no podría utilizar las notas de otro compañero (no mencionemos a un profano). Como hemos visto en los puntos anteriores, la arbitrariedad de la nota para consecutiva lleva a que cada intérprete asocie con una abreviatura o un símbolo cosas diferentes y, más aun, realice cortes en el continuo del significado de forma diferente. Por ejemplo, algunos intérpretes necesitarán dividir los significados de oposición entre oraciones en adversativas y concesivas para lo que deberán desarrollar dos signos diferentes; en cambio, otros podrán depender sólo de un signo (but o mais, por ejemplo) ya que la evolución discursiva les ayudará a decidir cuál es el giro necesario en la prestación.

No obstante, no se puede dejar solo al estudiante de interpretación consecutiva. Antes bien será necesario acompañarle en el camino que le conducirá a desarrollar su sistema de toma de notas. En primer lugar, el intérprete/profesor irá dando indicaciones sobre símbolos, fórmulas y estructuración de las notas de tal forma que el alumno comprenda el funcionamiento general del proceso. A continuación, propondrá ejemplos prácticos mostrando sus propias notas y comparándolas con las de sus alumnos para, de esta forma, describir cuál es el proceso que deben seguir los alumnos con sus propias notas. Finalmente, realizará un seguimiento de la evolución del sistema de toma de notas de cada alumno proporcionando indicaciones apropiadas sobre la posible falta de nexos conectores del discurso, elección de las ideas principales y formas de destacarlas, confusión y solapamiento entre los símbolos o abreviaturas creadas por los alumnos, etc.

5. Indeterminación del signo .
El signo de toma de notas en consecutiva está especialmente indeterminado debido a que su arbitrariedad le lleva a no tener nunca un significado específico sino un significado genérico. Este significado genérico variará según la situación comunicativa y el resto de los signos que lo rodeen. Si cualquier signo sufre el “Principio de la Indeterminación de la Traducción”[5], más aun la nota de consecutiva ya que no disfruta de ningún significado específico a priori que se pueda recoger en un diccionario o compendio de notas para consecutiva. Por esta razón, y como ya hemos señalado con anterioridad, a un intérprete no le resultará fácil leer las notas de otro compañero (lo que no sucede en la escritura). La indeterminación de la nota de consecutiva responde a una dependencia absoluta del sentido discursivo (luego la palabra, como signo, pierde importancia) y de la memoria como fuente del discurso (volvemos a ver el efecto “disparador” de la nota).


Pasemos ahora a analizar la procedencia de los diferentes símbolos, abreviaturas o dibujos que utilizan en la toma de notas para consecutiva. En general, se puede decir que cualquier anotación que sirva para accionar el disparador de la memoria es válida. No obstante, como ya hemos señalado, será el profesor/intérprete quien mejor pueda evaluar la toma de notas de sus alumnos. Ahora bien, dado que la toma de notas es eminentemente personal y que sólo existe como medio y nunca como fin, el profesor/intérprete intentará analizar y corregir las notas de sus alumnos desde un punto de vista funcional.

Veamos ahora algunos tipos de notas y diferentes procedimientos:

n             Abreviaturas: normalmente mediante la eliminación de vocales y finales de palabra. Para los nombre de países, provincias y regiones suele ser muy útil el uso de las abreviaturas utilizadas en las matrículas y distintivos nacionales de los automóviles.
n             Signos matemáticos: los más normales son los signos aritméticos, +, -,*, /, =, o algunos más específicos, £, ¥, ¦, ±, È, É, Ï, @, >, =, <, ", $, ', P, D, S, etc.
n             Dibujos: normalmente formas simplificadas de un referente.
Industria:
Industria

n             Signos alfabéticos: suelen proceder de cualquier alfabeto o de lenguas ideogramáticas (téngase en cuenta que muchos también pueden tener usos matemáticos), p. ej.: & (inclusión), P (inflación), S (añadido, suma), a (principio), w (fin), etc. Se debe tener un cuidado especial al utilizar los grafemas correspondientes a la letra “o” mayúscula y minúscula y al número cero, ya que se pueden prestar a confusión: sería recomendable utilizar una barra cruza en el cero tal y como hacen algunos ordenadores: Ø.
n             Signos de puntuación: suele ser muy útil el uso de exclamaciones para destacar una parte del concurso y su entonación. Del mismo modo, el uso del signo interrogativo al principio de una oración interrogativa ayudará a la hora de leer las notas. Merece una mención especial el peligro que se corre al utilizar símbolos como puntos y comas (que pueden parecer simples manchas o marcas sin significado). Si fuera necesario utilizar alguno de estos signos de puntuación, es recomendable destacarla mediante un círculo o un subrayado.
n             Signos fonéticos: pueden utilizarse para anotar nombre propios de personas o lugares con los que no estamos familiarizados o para añadir un sufijo, prefijo o terminación de una forma abreviada. Por ejemplo, “difícilmente”: difcy; “de un modo completamente diferente”: diffy; “pensamiento”: ; “reconstrucción”: reäº.
n             Números: a no ser que las cifras se den in extenso y que éstas sean indispensables, la anotación de una cifra nunca debería superar los tres dígitos más algún indicativo. Por ejemplo: 1992: 92; de 1978 a 1980: 78-80; 14.000: 14m; 546.000.000: 546; 10 billones: 10b; etc.
n             Fórmulas de relación: líneas, abreviaturas, dibujos, señales, nexos, marcas sobre otros signos que se suelen utilizar para poner en relación los diferentes signos. Especialmente transmiten la evolución lógica y la progresión discursiva del original.
n             Signos personalizados: pueden ser de dos tipos
·                    modificación de los anteriores para acomodarlos a las características del intérprete;
·                    creación propia.
n             Símbolos “cajón de sastre”: en muchas ocasiones aparece un concepto que se va repitiendo constantemente en todo el discurso, cuando esto suceda se deberá disponer de una serie de símbolos sin significado definido que pueda remitirnos a ese concepto. Por ejemplo, en el caso de la expresión “personas con discapacidades físicas, psíquicas y sensoriales”, no vale la pena realizar una anotación compleja cada ver que surja este concepto en un congreso sobre discapacidades:

Nota 1: persona con discapacidad

Por lo tanto (en muchos casos, sobre la marcha), tendremos que crear una nota que nos remita a este concepto tan repetido: p. ej.

Nota 2: persona con discapacidad

n             Combinación de cualquiera de los anteriores para formular ideas completas:
signo alfabético modificado + signo personalizado

(signo de desarrollo + tensión)


Tensión en relaciones medioambiente
(malas relaciones en temas de desarrollo medioambiental)


Trucos para evitar la arbitrariedad/indeterminación de la nota

Como hemos señalado bajo el epígrafe “Símbolos ‘cajón de sastre’” podemos utilizar algún tipo de símbolo que signifique cualquier cosa, es decir, un símbolo que no tenga ningún significado, ni siquiera el más genérico. Del mismo modo, en cada conferencia deberemos desarrollar un conjunto de símbolos no-arbitrarios en esa situación comunicativa que no necesiten interpretación. Esto es lo que normalmente se suele llamar una “clave”.

La clave consiste en un conjunto de símbolos, iniciales o abreviaturas que anotaremos en un papel al lado de nuestra libreta antes de que comience la conferencia. Su mayor utilidad suele ser referirse a conceptos, lugares o instituciones que sabemos que se van a repetir una y otra vez. Así, no tendría sentido anotar in extenso el mismo concepto cada vez que aparece. Por lo tanto, diseñaremos un conjunto de notas para esa conferencia en concreto y las anotaremos en un papel a nuestro lado para que cada vez que surja el concepto las podamos recoger sin necesidad de anotarlas in extenso o recurrir a la memoria. Del mismo modo, cuando tengamos que realizar nuestra prestación podremos dedicar todo nuestro esfuerzo a la globalidad del discurso dejando a un lado esos “puntos negros” ya que, al tenerlos anotados a nuestro lado, un solo vistazo nos bastará para recuperar esos fragmentos del discurso.


Veamos algunos ejemplos:

                        Probablemente si en un discurso surge el concepto “vicepresidente de la comisión permanente para asuntos del medio ambiente de las naciones unidas” lo anotaríamos así,

No obstante, si nos encontramos en la ONU y más en concreto en dicho comité realizando nuestra prestación, parece lógico pensar que los oradores se referirán repetidamente a este concepto. En el caso de que no existiera ningún otro vicepresidente o presidente que nos pudiera llevar a una confusión es muy probable que fuese suficiente con anotar:  
  
Sin embargo, es posible que la situación exija un símbolo propio para este vicepresidente. Podríamos utilizar un solo trazo y anotar algo así: 


 

                         Nos encontramos en un congreso sobre seguridad, salud e higiene en el trabajo. Sin ninguna duda este concepto se repetirá un gran número de veces. Por lo tanto, en vez de anotar en cada aparición del concepto estos tres términos por separado, parece más adecuado anotar en nuestra clave un símbolo general para los tres términos. Por ejemplo, “la importancia de la seguridad, la salud y la higiene en el trabajo para los trabajadores europeos”:
 
Sin duda alguna se trata de una pérdida de tiempo y atención que podría haberse dedicado a la comprensión y análisis del resto del discurso. Así, podríamos anotar en nuestra clave una simple nota:











Conclusión

El presente artículo intenta proporcionar una visión sobre el signo en general y el signo en la toma de notas para interpretación consecutiva en particular. Al mismo tiempo busca ampliar la explicación del signo (lingüístico y no-lingüístico) para englobar y sobrepasar explicaciones dicotómicas y taxonómicas sobre significantes y significados. Si, como señalaba Wittgestein una palabra significa en su uso, cada vez que empleamos una palabra, un signo, estamos modificando su significado. Cada vez que intentamos definirla, creamos un significado nuevo.
De la misma forma, la nota para interpretación consecutiva representa uno de los más altos grados de los efectos de arbitrariedad e indeterminación del signo. Por todas las características que hemos analizado anteriormente la nota es un signo en uno de sus estados más puros: sólo definible por aproximación y acumulación de explicaciones y significados específicos; emisor=receptor; diferido; apenas existente en el tiempo; sin fórmulas establecidas; y totalmente dependiente de un discurso que no ha quedado impreso.

Todo lo visto en este artículo implica para la didáctica de la interpretación consecutiva una dificultad que el alumno debe asumir para poder desarrollar su sistema de toma de notas. Si todo esto ha de tener alguna utilidad será el comprender el proceso general que ayuda a desarrollar la toma de notas y las fuerzas subyacentes a la nota. Partimos del convencimiento de que la comprensión del proceso que opera en los signos y, muy especialmente, en la toma de notas, permitirá a los alumnos desarrollar sus propios sistemas de una forma más consciente y funcional.



























Bibliografía

DERRIDA, Jacques, On the name, Stanford University Press, Stanford, 1995, trad.: David Wood, John P. Leavey, JR. y Ian McLeod.
HERTBERT, Jean, Manuel de l’interprète: comment on devient interprète de conférences, Librarie de la Université Georg & Cie S.A., Ginebra, 1952.
ROZAN, Jean-François,  La prise de notes en interprétation consecutive, Librarie de la Université Georg & Cie S.A. Ginegra, 1970.
WEBER, Wilhem K., Training translators and conference interpreters, Prentice Hall Inc., New Jersey, 1984.



















NOTAS


[1] Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, Vigésima primera edición, Real Academia Española, 1992, Tomo II, pag. 1499.
[2] Código Civil, Tecnos, Madrid, 1993, 12º edición, pag.308 (Artículo 1.094, Libro cuarto: De las obligaciones y contratos, Título segundo: De la naturaleza y efecto de las obligaciones).
[3] R. Barthes, S/Z, Siglo XXI, Barcelona, 1979.
[4] Jacques Derrida, Passions en “On the name”, de. Jacques Dutoit, Meridian: Crossing Aesthetics, Stanford Univeristy Press, Stanford, 1995.
[5] W.V.O. Quine, Word and Object, MIT & John Wiley, 1960.