Autor: Javier Mallo
(Reflexiones sobre
la toma de notas
allá por 1995-1996)
La nota, ese signo en el
papel, que puede ser un criptograma, ideograma, palabra, línea, curva o
cualquier fórmula más o menos convencional, parece ser la mejor demostración de
la arbitrariedad del signo lingüístico.
Su arbitrariedad no
consiste simplemente en que la relación entre significante y significado no sea
directa ni motivada. Antes bien, se trata de una relación difusa y diferida;
una relación que cambia dentro de la globalidad de la situación comunicativa.
El signo se crea por asociación intuitiva entre una cadena fónica o escrita y
un significado que no es posible definir. Es decir, en nuestros signos los
significados se desarrollan en la relación entre significante y significado
(entendido como relación clásica), relación que no se corresponde con ningún
significado de diccionario (referencia no arbitraria pero fijada
arbitrariamente entre los posibles significados) sino con una cadena indefinida
(espacio y tiempo) de oposiciones y diferencias. La comprensión del signo se
realiza por medio de una búsqueda de coincidencias y diferencias comunicativas,
lingüísticas y pragmáticas para dicho signo en un momento, cadena fónica o
escrita, y contexto. De este modo, el efecto diseminante del signo lingüístico
se reduce notablemente hasta alcanzar una aproximación al “significado”. No
obstante, el significado no es aprehensible en sí mismo ya que 1) no se puede
definir a priori y 2) ninguna
definición, situación o entorno comunicativo puede llegar a agotar el juego de
las diferencias. De un modo similar define W.V.O. Quine su “Tesis de la
Indeterminación de la Traducción”. En ésta afirma que dos lingüistas que intenten estudiar la lengua de
una misma tribu podrán llegar a obtener dos manuales de traducción que, aun
siendo aceptables por separado con respecto a la lengua nativa, al ser
comparados podrían llevar a conclusiones que en su lengua materna se excluyen.
Las ideas de Quine sobre la traducción, recogidas principalmente en Word and Object (1960), han provocado
largas e interesantes discusiones entre todos aquellos interesados en la
filosofía del lenguaje y en la teoría de la traducción. En principio, su
"Tesis de la Indeterminación de la Traducción" afirma que, dado que
no podemos distinguir claramente entre las cosas y lo que decimos sobre ellas,
parece imposible afirmar la existencia de algo como un significado
independiente. Así, un conejo parece ser descrito en la lengua indígena como
“GAVAGAI” pero no existe ninguna forma ostensiva que permita decidir si su
significado es realmente “conejo”, “porción de conejo”, “conejo en situación
‘entre hierba’”, etc. De esta forma, sería imposible definir completamente una
gramática y una semántica de la lengua indígena. De la misma forma, la
indeterminación de sus signos también impediría crear un diccionario sobre los
términos de esa lengua (¿acaso podemos hacerlo sobre nuestra lengua?).
Las definiciones de los
diccionarios sobre nuestros signos lingüísticos nos proporcionan un punto de
partida para la comprensión de los significados; o lo que es lo mismo, para
entrar en el juego de las diferencias. Veamos un ejemplo:
Dice el Diccionario de la
Real Academia Española (DRAE)[1]
padre. (Del lat. pater, -tris)
m. Varón o macho que ha engendrado. ╟ 2.Varón o macho, respecto de sus hijos.╟ 3. V. hermano de padre. ╟ 4. Macho en el ganado destinado a la procreación.╟ 5. Cabeza de una descendencia, familia o pueblo.╟ 6. Nombre que se da a ciertos religiosos y a los sacerdotes.╟ 7. Teol. Primera persona
de la Santísima Trinidad.╟ 8. fig. Origen, principio.╟ 9. fig. Autor de una obra de ingenio, inventor de cualquier otra
cosa.╟ 10. pl. El padre y la
madre.╟ 11. Antepasados.╟ 12. adj. fam. Muy grande. Se
armó un escándalo PADRE.╟ apostólico. Cada uno de los padres
de la Iglesia que conversaron con los apóstoles y discípulos de Jesucristo.╟ conscripto. Entre los romanos, senador.╟ de almas. Prelado, eclesiástico o cura.╟ de familia, o de familias.
Jefe de una familia aunque no tenga hijos.╟ de la patria. Título de honor dado a alguien por los servicios
prestados al pueblo.╟ 2. irón. Dícese de los
diputados a Cortes o senadores.╟ del yermo. anacoreta.╟ de mancebía. El que tenía a
su cargo el cuidado y gobierno de la mancebía.╟ de pila. Padrino en el
bautismo.╟ de pobres. fig. Sujeto muy
caritativo y limosnero.╟ de provincia. En algunas órdenes religiosas, sujeto que ha sido
provincial o ha tenido puesto equivalente.╟ 2. Título que durante el régimen foral se concedía en las
provincias vascongadas al que había sido diputado en las juntas generales del
país o había prestado algún servicio eminente. Los padres de provincia formaban un cuerpo consultivo para los asuntos
forales.╟ de su patria. padre de la patria.╟ espiritual. Confesor que cuida y dirige el espíritu y conciencia
del penitente.╟ eterno. Teol. Padre, primera
persona de la Trinidad.╟ nuestro. Oración dominical que comienza con estas palabras.╟ 2. Cada una de las cuentas del rosario más gruesas que las demás o
que se diferencian de ellas de alguna otra manera, para advertir cuándo se debe
rezar un padrenuestro.╟ Santo. Por antonom., el Papa.╟ Beatísimo Padre. Tratamiento que se le da al Papa.╟ nuestros primeros padres. Adán y Eva, progenitores del linaje
humano.╟ Santo padre. Cada uno de los
primeros doctores de la Iglesia griega y latina, que escribieron sobre los
misterios y sobre la doctrina de la religión. ╟ 2. Padre Santo, el Papa.╟ de padre y muy señor mío. fr. fam. Con que se encarece la gran
intensidad o magnitud de una cosa.╟ dormir uno con sus
padres. fr. Haber muerto.╟ hallar uno padre y madre.
fr. fig. Hallar quien lo cuide y favorezca.╟ mi padre es Dios. expr. con que nos ponemos, en los trabajos o desamparos,
debajo de su paternal protección divina.╟ mi padre las guardará. expr. que reprende al que echa trabajo y
cuidado a otros, aun debiendo aliviarlos de ellos por respeto u otra
obligación.╟ no ahorrarse uno con nadie, ni con su padre. fr. fam. Atender sólo a su propio interés.╟ 2. fam. Decir libremente su sentir, sin guardar respeto a nadie.╟ sin padre ni madre, ni perro que me ladre. loc. fig. y fam. de que
se usa para manifestar la total independencia o desamparo en que se halla uno.╟ tener el padre alcalde. fr. fig. Contar con un poderoso protector.╟ ¡tu padre! exclam. fam. de irritación o enojo.
Todo este texto
descriptivo sobre la palabra “PADRE” intenta definir la globalidad
significativa de la cadena “P-A-D-R-E”. Sin embargo, ¿son todos estos
significados suficiente definición del término? ¿Podríamos duplicar el número
de definiciones por medio de la inclusión del término en diferentes frases?
¿Cuántas definiciones serían necesarias para abarcar todo el término?
Al mismo tiempo nos
podríamos preguntar si no nos estamos olvidando también de la parte psicológica
del signo; es decir, la impresión que tenemos guardada de éste y que nos ayuda
a recuperar su significado. ¿Acaso “PADRE” significa lo mismo para un huérfano,
para un niño maltratado, para un niño abandonado, para un musulmán, para un
budista, para una monja del Vaticano, para un anarquista francés, para un ateo,
para un “hijo de puta”, etc.? De esta forma podemos ver cómo los significados
del diccionario formulan una aproximación arbitraria (¿por qué no aparecen
frases como: “ser de su padre y de su madre” o “El obligado a dar alguna cosa
lo está también a conservarla con la diligencia propia de un buen padre de
familia”[2]).
En conclusión, son todas
estas acepciones que nos da el diccionario, los elementos psicológicos y los
usos sociales puntuales los que crean la recepción de los signos. Del mismo
modo (y por esta razón), en el acto de la comprensión el signo busca acomodo a
su multiplicidad en un entorno de significados que crean tensiones. A partir de
éstas se produce una aproximación a un significado “real-intuitivo” que permite
vislumbrar la globalidad comunicativa del signo. Esta globalidad comunicativa
no sólo concretiza el signo sino que además añade elementos de diseminación que
multiplican el acto de recepción. De esta forma, la comprensión de los signos no
responde a una ubicación en esquemas de significado o estructuras culturales
preestablecidas (como pueden ser los diccionarios o las enciclopedias) sino a
una extensión de todos los significados probables conocidos (y no conocidos)
que se proyectan en un acto de comunicación. Es decir, todos los significados
que podemos atribuir a un signo (lingüísticos, culturales, semióticos,
comunicativos, psicológico-personales, etc.) contribuyen a la creación de un
significado para un signo específico de tal forma que la tensión que crea esta
unión de significadosn y signo engendra nuevas tensiones para la
comprensión del signo futuro. Sólo cuando la connotación de un signo se vuelve
denotación absoluta (ni siquiera se produce en el caso de las siglas) podemos
hablar de una coincidencia de significados.
Cuando hablamos de
signos, textos y significados nos vemos cerrados en una continua
intertextualidad que nos remite a otros signos, textos y significados. Así, en
conclusión el diccionario se descubre como una estructura cerrada que intenta
fijar lo que nunca se detiene. Como señala Roland Barthes:
“para el
diccionario textual no hay lengua de entrada ni de salida, pues el texto no
comparte con el diccionario su poder definicional (cerrado), sino su estructura
infinita”[3]
El signo de la toma de notas para interpretación
consecutiva
Si en la discusión
anterior observábamos cómo los signos solamente significan por aproximación y
cómo sus posibles significados entran en contacto y crean nuevos y posibles
significados por sus relaciones de tensión, ahora pasaremos analizar las
características del signo de la toma de notas para interpretación consecutiva.
Este signo es diferido (como todo
signo pero en uno de los mayores grados), tiene una vida breve, su receptor y
emisor son la misma persona, no dispone de un código fijo y está indeterminado
por su propia naturaleza.
1. Un
signo diferido.
Todo signo es diferido dado que su emisión y
recepción implica un salto en el tiempo, en el espacio o entre personas. El
signo escrito es diferido porque su recepción se dilata en el espacio y en el
tiempo y porque, además, su receptor final puede no ser el receptor implícito.
El signo oral es diferido ya que implica un salto instantáneo de emisor a
receptor, tanto si este último está presente como si no (teléfono,
teleconferencia, televisión, etc.). No obstante, el signo oral no sufre el
efecto “diferido” del mismo modo que el signo escrito ya que no participa de la
inscripción (aunque no podemos olvidarnos de las cintas de audio y vídeo o de
la taquigrafía).
El signo de la toma de notas de interpretación
consecutiva es diferido porque su escritura está condicionada por una recepción
casi inmediata. Al mismo tiempo, su inscripción en la libreta de notas no
intenta dejar una marca sino que simplemente busca el “efecto diferido” en sí
mismo. Es decir, el signo de la toma de notas no se acaba en sí mismo ya que su
différance consiste en quedar ahí sin
significado hasta que se recupera el discurso cuando el intérprete proporciona
su prestación. Al ser un signo que sólo significa en relación con la memoria
(acaso en un mayor grado que cualquier otro signo), su escritura implica el
efecto “diferido” en tanto en cuanto sólo se completa cuando desencadena la
memoria; su recepción implica el efecto “diferido” en tanto en cuanto sólo se
completa cuando, por medio de lo recuperado por la memoria, es emitido ante una
audiencia.
2. Vita brevis.
El signo de la toma de notas no vive más que unos
minutos aunque quede impreso en un papel. Su significado tan sólo es relevante
en el acto comunicativo en el que entran en juego el emisor1, el
intérprete (receptor1- emisor2) y el receptor2
(receptor múltiple o individual). Horas después de la interpretación habrá
perdido toda relevancia porque 1) ya no existe la situación comunicativa que
propició su inscripción en el papel; 2) la memoria a medio plazo habrá
desaparecido con toda probabilidad; 3) el secreto profesional impide que esa
información pueda ser repetida fuera de la situación comunicativa ya
extinguida.
3. Sólo
puede ser entendido por su emisor/receptor.
La utilización de la nota en una situación
comunicativa única e irrepetible (reunión, conferencia, rueda de prensa, etc.)
aumenta el efecto arbitrario del que ya hemos hablado. Al mismo tiempo, la nota
es representación y ocultación (problema típico para el estudiante de
interpretación), el signo muestra un posible camino que sólo quedará completado
cuando se cumplan las siguientes condiciones:
análisis previo de todo la situación en que se
emite el discurso;
análisis del discurso en sí mismo;
comprensión de la estructura argumentativa del
discurso; y
creación de un interruptor en la memoria (=nota)
que desencadene el discurso diferido.
Si se produce algún error y no se cumplen estas exigencias mínimas, el
intérprete se encontrará ante una serie de símbolos y anotaciones que habrán
perdido su carga comunicativa (esencia de la nota). De este modo vemos como el
signo llega a convertirse en algo opaco a causa se sus propias características,
es decir, arbitrariedad y efecto “diferido”.
De igual modo, la nota de interpretación consecutiva no es un mensaje al
uso ya que el emisor y el receptor coinciden. Al mimo tiempo, al cerrarse de
esta forma el acto comunicativo sobre la misma persona, podría parecer que la
comunicación será perfecta. Este suele ser el error que cometemos a la hora de
analizar la toma de notas:
A.
la coincidencia entre emisor y receptor no
asegura el acto comunicativo ya que no se trata de un acto instantáneo sino
diferido: discurso1 - notas - discurso2. Pero el paso de
1 a 2 está retrasado, suspendido en el tiempo. Así, esa suspensión puede
producir rupturas en la comunicación. Más aun si tenemos en cuenta el siguiente
punto;
B.
el código que actúa como desencadenante de la
memoria a medio plazo, dada su profunda arbitrariedad, puede suponer un nuevo
obstáculo para que la comunicación llegue a buen término. En dicho caso, el
código de la toma de notas no funcionará como un interruptor sino como un
difusor que multiplicará los referentes del discurso1:
Así,
“[t]he secret, if there is one, is not hidden
at the corner of an angle, it does not lay itself open to a double view or to a
squinting gaze. It cannot be seen, quite simply. No more than a word. As soon
as there are words -and this can be said of the trace in general, and of the
chance that it is- direct intuition no longer has any chance”[4].
Esta cita de Jacques Derrida nos puede servir para intuir la ocultación de
la palabra, el trazo, el signo en general. Al utilizar los signos hemos perdido
la capacidad de intuir directamente la realidad. De la misma forma, la nota de
consecutiva, cuando se vuelve opaca, nos devuelve un dibujo en el papel por
todo significado, al haber perdido la clave para descifrar el signo ya no
existe la intuición de la que gozábamos cuando escribimos la nota.
4. No
existe un código fijo.
Como cualquier estudiante de interpretación sabe,
el sistema de toma de notas es fruto de un trabajo individual. En la mayoría de
los casos un intérprete no podría utilizar las notas de otro compañero (no
mencionemos a un profano). Como hemos visto en los puntos anteriores, la
arbitrariedad de la nota para consecutiva lleva a que cada intérprete asocie
con una abreviatura o un símbolo cosas diferentes y, más aun, realice cortes en
el continuo del significado de forma diferente. Por ejemplo, algunos
intérpretes necesitarán dividir los significados de oposición entre oraciones
en adversativas y concesivas para lo que deberán
desarrollar dos signos diferentes; en cambio, otros podrán depender sólo de un
signo (but o mais, por ejemplo) ya que la evolución discursiva les ayudará a
decidir cuál es el giro necesario en la prestación.
No obstante, no se puede dejar solo al estudiante
de interpretación consecutiva. Antes bien será necesario acompañarle en el
camino que le conducirá a desarrollar su sistema de toma de notas. En primer
lugar, el intérprete/profesor irá dando indicaciones sobre símbolos, fórmulas y
estructuración de las notas de tal forma que el alumno comprenda el funcionamiento
general del proceso. A continuación, propondrá ejemplos prácticos mostrando sus
propias notas y comparándolas con las de sus alumnos para, de esta forma,
describir cuál es el proceso que deben seguir los alumnos con sus propias
notas. Finalmente, realizará un seguimiento de la evolución del sistema de toma
de notas de cada alumno proporcionando indicaciones apropiadas sobre la posible
falta de nexos conectores del discurso, elección de las ideas principales y
formas de destacarlas, confusión y solapamiento entre los símbolos o
abreviaturas creadas por los alumnos, etc.
5. Indeterminación
del signo .
El signo de toma de notas en consecutiva está
especialmente indeterminado debido a que su arbitrariedad le lleva a no tener
nunca un significado específico sino un significado genérico. Este significado
genérico variará según la situación comunicativa y el resto de los signos que
lo rodeen. Si cualquier signo sufre el “Principio de la Indeterminación de la
Traducción”[5],
más aun la nota de consecutiva ya que no disfruta de ningún significado
específico a priori que se pueda
recoger en un diccionario o compendio de notas para consecutiva. Por esta
razón, y como ya hemos señalado con anterioridad, a un intérprete no le
resultará fácil leer las notas de otro compañero (lo que no sucede en la
escritura). La indeterminación de la nota de consecutiva responde a una
dependencia absoluta del sentido discursivo (luego la palabra, como signo,
pierde importancia) y de la memoria como fuente del discurso (volvemos a ver el
efecto “disparador” de la nota).
Pasemos ahora a analizar
la procedencia de los diferentes símbolos, abreviaturas o dibujos que utilizan
en la toma de notas para consecutiva. En general, se puede decir que cualquier
anotación que sirva para accionar el disparador de la memoria es válida. No
obstante, como ya hemos señalado, será el profesor/intérprete quien mejor pueda
evaluar la toma de notas de sus alumnos. Ahora bien, dado que la toma de notas
es eminentemente personal y que sólo existe como medio y nunca como fin, el
profesor/intérprete intentará analizar y corregir las notas de sus alumnos
desde un punto de vista funcional.
Veamos ahora algunos
tipos de notas y diferentes procedimientos:
n
Abreviaturas: normalmente mediante la eliminación de vocales y finales de palabra. Para
los nombre de países, provincias y regiones suele ser muy útil el uso de las
abreviaturas utilizadas en las matrículas y distintivos nacionales de los
automóviles.
n
Signos matemáticos: los más normales son los signos aritméticos, +,
-,*, /, =, o algunos más específicos, £, ¥, ¦, ±, È, É, Ï, @, >, =, <, ", $, ', P, D, S, etc.
n
Dibujos: normalmente formas simplificadas de un referente.
Industria:
n
Signos alfabéticos: suelen proceder de cualquier alfabeto o de
lenguas ideogramáticas (téngase en cuenta que muchos también pueden tener usos
matemáticos), p. ej.: & (inclusión), P (inflación), S (añadido, suma), a (principio), w (fin), etc. Se debe tener un cuidado especial al
utilizar los grafemas correspondientes a la letra “o” mayúscula y minúscula y
al número cero, ya que se pueden prestar a confusión: sería recomendable
utilizar una barra cruza en el cero tal y como hacen algunos ordenadores: Ø.
n
Signos de puntuación: suele ser muy útil el uso de exclamaciones para
destacar una parte del concurso y su entonación. Del mismo modo, el uso del
signo interrogativo al principio de una oración interrogativa ayudará a la hora
de leer las notas. Merece una mención especial el peligro que se corre al
utilizar símbolos como puntos y comas (que pueden parecer simples manchas o
marcas sin significado). Si fuera necesario utilizar alguno de estos signos de
puntuación, es recomendable destacarla mediante un círculo o un subrayado.
n
Signos fonéticos: pueden utilizarse para anotar nombre propios de personas o lugares con
los que no estamos familiarizados o para añadir un sufijo, prefijo o
terminación de una forma abreviada. Por ejemplo, “difícilmente”: difcy; “de un modo
completamente diferente”: diffy;
“pensamiento”: :º; “reconstrucción”:
reäº.
n
Números: a no ser que las cifras se den in
extenso y que éstas sean indispensables, la anotación de una cifra nunca
debería superar los tres dígitos más algún indicativo. Por ejemplo: 1992: 92;
de 1978 a 1980: 78-80; 14.000: 14m; 546.000.000: 546; 10 billones: 10b; etc.
n
Fórmulas de relación: líneas, abreviaturas, dibujos, señales, nexos,
marcas sobre otros signos que se suelen utilizar para poner en relación los
diferentes signos. Especialmente transmiten la evolución lógica y la progresión
discursiva del original.
n
Signos personalizados: pueden ser de dos tipos
·
modificación
de los anteriores para acomodarlos a las características del intérprete;
·
creación
propia.
n
Símbolos “cajón de sastre”: en muchas ocasiones aparece un concepto que se
va repitiendo constantemente en todo el discurso, cuando esto suceda se deberá
disponer de una serie de símbolos sin significado definido que pueda remitirnos
a ese concepto. Por ejemplo, en el caso de la expresión “personas con
discapacidades físicas, psíquicas y sensoriales”, no vale la pena realizar una
anotación compleja cada ver que surja este concepto en un congreso sobre
discapacidades:
Por lo tanto (en muchos casos, sobre la marcha),
tendremos que crear una nota que nos remita a este concepto tan repetido: p.
ej.
n
Combinación de cualquiera de los anteriores para formular ideas completas:
signo alfabético modificado + signo personalizado
(signo de desarrollo + tensión)
(malas
relaciones en temas de desarrollo medioambiental)
Trucos para evitar la arbitrariedad/indeterminación
de la nota
Como hemos señalado bajo
el epígrafe “Símbolos ‘cajón de sastre’” podemos utilizar algún tipo de símbolo
que signifique cualquier cosa, es decir, un símbolo que no tenga ningún
significado, ni siquiera el más genérico. Del mismo modo, en cada conferencia
deberemos desarrollar un conjunto de símbolos no-arbitrarios en esa situación
comunicativa que no necesiten interpretación. Esto es lo que normalmente se
suele llamar una “clave”.
La clave consiste en un
conjunto de símbolos, iniciales o abreviaturas que anotaremos en un papel al
lado de nuestra libreta antes de que comience la conferencia. Su mayor utilidad
suele ser referirse a conceptos, lugares o instituciones que sabemos que se van
a repetir una y otra vez. Así, no tendría sentido anotar in extenso el mismo concepto cada vez que aparece. Por lo tanto,
diseñaremos un conjunto de notas para esa conferencia en concreto y las
anotaremos en un papel a nuestro lado para que cada vez que surja el concepto
las podamos recoger sin necesidad de anotarlas in extenso o recurrir a la memoria. Del mismo modo, cuando tengamos
que realizar nuestra prestación podremos dedicar todo nuestro esfuerzo a la
globalidad del discurso dejando a un lado esos “puntos negros” ya que, al
tenerlos anotados a nuestro lado, un solo vistazo nos bastará para recuperar
esos fragmentos del discurso.
Veamos algunos ejemplos:
Probablemente
si en un discurso surge el concepto “vicepresidente de la comisión permanente
para asuntos del medio ambiente de las naciones unidas” lo anotaríamos así,
No obstante, si nos encontramos en la ONU y más en
concreto en dicho comité realizando nuestra prestación, parece lógico pensar
que los oradores se referirán repetidamente a este concepto. En el caso de que
no existiera ningún otro vicepresidente o presidente que nos pudiera llevar a
una confusión es muy probable que fuese suficiente con anotar:
Sin embargo, es posible que la situación
exija un símbolo propio para este vicepresidente. Podríamos utilizar un solo trazo y anotar algo así:
Nos encontramos en un congreso sobre
seguridad, salud e higiene en el trabajo. Sin ninguna duda este concepto se
repetirá un gran número de veces. Por lo tanto, en vez de anotar en cada
aparición del concepto estos tres términos por separado, parece más adecuado
anotar en nuestra clave un símbolo general para los tres términos. Por ejemplo,
“la importancia de la seguridad, la salud y la higiene en el trabajo para los
trabajadores europeos”:
Sin duda alguna se trata
de una pérdida de tiempo y atención que podría haberse dedicado a la
comprensión y análisis del resto del discurso. Así, podríamos anotar en nuestra
clave una simple nota:
Conclusión
El presente artículo
intenta proporcionar una visión sobre el signo en general y el signo en la toma
de notas para interpretación consecutiva en particular. Al mismo tiempo busca
ampliar la explicación del signo (lingüístico y no-lingüístico) para englobar y
sobrepasar explicaciones dicotómicas y taxonómicas sobre significantes y
significados. Si, como señalaba Wittgestein una palabra significa en su uso,
cada vez que empleamos una palabra, un signo, estamos modificando su
significado. Cada vez que intentamos definirla, creamos un significado nuevo.
De la misma forma, la
nota para interpretación consecutiva representa uno de los más altos grados de
los efectos de arbitrariedad e indeterminación del signo. Por todas las
características que hemos analizado anteriormente la nota es un signo en uno de
sus estados más puros: sólo definible por aproximación y acumulación de
explicaciones y significados específicos; emisor=receptor; diferido; apenas
existente en el tiempo; sin fórmulas establecidas; y totalmente dependiente de
un discurso que no ha quedado impreso.
Todo lo visto en este
artículo implica para la didáctica de la interpretación consecutiva una
dificultad que el alumno debe asumir para poder desarrollar su sistema de toma
de notas. Si todo esto ha de tener alguna utilidad será el comprender el
proceso general que ayuda a desarrollar la toma de notas y las fuerzas
subyacentes a la nota. Partimos del convencimiento de que la comprensión del
proceso que opera en los signos y, muy especialmente, en la toma de notas,
permitirá a los alumnos desarrollar sus propios sistemas de una forma más
consciente y funcional.
Bibliografía
DERRIDA, Jacques, On the name, Stanford University Press, Stanford, 1995, trad.:
David Wood, John P. Leavey, JR. y Ian McLeod.
HERTBERT, Jean, Manuel de l’interprète: comment on devient interprète de conférences,
Librarie de la Université Georg & Cie S.A., Ginebra, 1952.
ROZAN, Jean-François, La prise de notes en
interprétation consecutive, Librarie de la Université Georg & Cie S.A.
Ginegra, 1970.
WEBER, Wilhem K., Training translators and conference interpreters, Prentice Hall
Inc., New Jersey, 1984.
NOTAS
[1] Real Academia Española, Diccionario
de la Lengua Española, Vigésima primera edición, Real Academia Española,
1992, Tomo II, pag. 1499.
[2] Código Civil, Tecnos,
Madrid, 1993, 12º edición, pag.308 (Artículo 1.094, Libro cuarto: De las
obligaciones y contratos, Título segundo: De la naturaleza y efecto de las
obligaciones).
[3] R. Barthes, S/Z, Siglo
XXI, Barcelona, 1979.
[4] Jacques Derrida, Passions en “On the name”, de. Jacques Dutoit, Meridian: Crossing Aesthetics,
Stanford Univeristy Press, Stanford, 1995.
[5] W.V.O. Quine, Word and Object, MIT & John Wiley, 1960.