lunes, 26 de marzo de 2012

Diógenes digitales (Parte I)

Probablemente todo empezó en el Neolítico...
National Academy of Sciences, PNAS
Granero neolítico

Hacia el 10000 a. C. se produce la primera gran revolución del ser humano: la agricultura y el sedentarismo. El hombre pasa de ser un puro recolector a cultivar la tierra y ligarse a ella (concepto "propiedad"). No tardará mucho en construir sus primeros graneros para acumular los cereales para los tiempos de vacas flacas (concepto "bien").

En más de 10000 años de historia muy poco ha cambiado... Pero la gran diferencia es que ahora la economía digital nos ha llevado a un punto en el que los bienes no tienen que estar necesariamente ligados a un soporte y su consumo no implica el agotamiento de un recurso. Sin embargo, las conductas culturalmente aprendidas por todos nosotros nos llevan a desarrollar comportamientos anacrónicos.

Quienes estudiamos en los años ochenta y noventa recordamos perfectamente la obsesión por guardar fotocopias de todos los libros, grabábamos la música directamente de la radio en cintas de casete (evitando los malditos pitiditos) o coleccionábamos aquellos primeros dispositivos tecnológicos que muy pronto quedarían anticuados (aunque mucho menos que ahora). No obstante, en aquel momento, la acumulación tenía sentido ya que vivíamos en condiciones muy similares a las del neolítico.

ZX Spectrum
ZX Spectrum
En muy pocos años asistimos a la explosión de la velocidad de los procesadores y al incremento de la capacidad de almacenamiento. No es de extrañar que los que empezamos nuestros pasos en este mundo con un Sinclair ZX Spectrum de 32 KB hayamos dado un "respingo tecnológico" en poco menos de 30 años. Sin embargo, seguimos siendo hombres del neolítico que acumulaban en sus habitaciones fotocopias de libros, cintas VHS, disquetes, cedés y suficientes antiguallas tecnológicas como para ser declarados peligro potencial de incendio.

Pero ahora debemos dar un salto... Y nos encontraremos con que casi todos somos lo que quiero llamar Diógenes digitales. Vivimos un momento en que la capacidad de almacenamiento parece infinita y al mismo tiempo muchos "bienes" se han liberado de sus soportes "tradicionales". Todavía recordamos cuando copiábamos todos nuestros cedés al disco duro de nuestro ordenador por primera vez (conozco gente con impresionantes discotecas que se pasó fines de semana enteros "rellenando" sus primeros iPod). Ahora es posible descargar la música desde las tiendas virtuales sin necesidad de comprar el soporte físico. Sin embargo, los Diógenes digitales todavía no nos hemos liberado de la necesidad de acumular bienes en "graneros" como nuestros antepasados neolíticos.

¿Por qué llenamos gigabytes de almacenamiento con libros electrónicos, música, películas y documentos de todo tipo si están disponibles en la nube? ¿Por qué compramos música, películas o programas cuando los podemos disfrutar como servicios incluso de forma casi gratuita con servicios como Spotify o Filmin? ¿Por qué seguimos manteniendo grandes graneros cuando casi todo el contenido que necesitamos está disponible virtualmente en cualquier momento de forma inmediata?

La respuesta es simple: somos Diógenes digitales. (Más sobre nuestro trastorno en la segunda parte).

P. S.: Resulta curioso que el bueno de Diógenes de Sinope realmente no tenga nada que ver con el síndrome que da nombre a esta entrada. Para más información, podéis leer: Senile squalor: Plyushkin's not Diogenes' syndrome

8 comentarios:

  1. Hola, Javier. Te concedo que hay un realismo digital residual, pero, por mi parte, sigo rellenando discos duros con música porque todavía sigue en el aire la pregunta de quién es el dueño de la Nube y, por tanto, de nuestros bienes digitales. Mira la letra pequeña de tus servicios de almacenamiento y sospecho que verás que no eres tú. Recuerda el caso de Amazon borrando ejemplares de 1984 en los Kindle de sus clientes. Y si quiebra Amazon, ¿de quien son mis bits y bytes? Y si quiebra Google, ¿de quién es este blog?

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    1. Muchas gracias por pasarte y por dejar tu comentario, Miguel. Algo de eso hay... En la Parte II y en otra sobre la autoría, leyes Sindes y derechos digitales, el amigo Diógenes puede que ya no esté tan enfermo... Gracias.

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  2. Venía a decir que prefiero tenerlo todo bien archivadito (en duplicado) porque no me fío de la nube, pero veo que se me ha adelantado mi bro Miguel. Pues eso.

    Me guardo tu blog en mi etéreo Google Reader, ya era hora de que te animaras, Javi.

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    1. Gracias por pasarte, Jordi. Como le comentaba a Miguel hay algo diferente en lo que vosotros (nosotros) hacemos. Pero mantengamos la incertidumbre para la parte dos.

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  3. ¿Por qué? Porque queremos poseer y preservarnos seguridad y placer. Somos muy posesivos por norma general, digo.

    También es cierto que cabe distinguir entre dos áreas de interés con dos niveles de síndrome distintos: la vertiente profesional/administrativa y la vertiente de placer. En la profesional/administrativa considero imprescindible la copia y recopia en medios propios (¡e incluso en papel!). Por ejemplo, los programas de gestión de trabajo y tiempo o incluso de contabilidad en la nube son muy útiles porque te facilitan la eficacia estés dónde estés, pero a veces fallan en algo esencial: ofrecer un modo de exportación a tus propios medios en formatos legibles o convertibles. En este sentido, adoro que Google Contacts te permita la gestión de contactos y se sincronice con el móvil, y también te permita una exportación en xls para leerlos o utilizarlos con otros programas.

    Por otra parte, la vertiente de placer/ocio, es decir, el contenido relacionado con lecturas interesantes, vídeos, música, fotografía, arte, diseño, lo guardo cada vez menos. Solo retengo el material que consumo con periodicidad o que puede servirme para ejecutar proyectos que tengo en mente. El resto, no: confío en que, si me acuerdo al cabo de un tiempo de algo que vi y que no guardé, podré recuperarlo con palabras clave en la búsqueda de Google y rebuscando por mis tuits o comentándolo con la gente que me lo dió a conocer y que, aunque no lo haya guardado, sabrá SU NOMBRE. Es decir, asocio lo que veo/oigo a un concepto/canal/persona. Guardar mucho me genera estrés y luego, en realidad, no repaso ni recurro de nuevo a todo lo que guardo.

    [Tú, pregunta, Mallo. Que aquí te lo vamos a contestar todo, todo, todo. :D Por cierto, voy a decirle a Darío que venga aquí a mojarse un poco, jaja. :)]

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    1. Ya me parecía a mí raro no salir por aquí en medio...

      Me mojo, me mojo: yo ya no acumulo nada. Todos los disquetes y los discos Zip, Magnetoópticos, Syquest y demás ya los tiré a la basura de reciclaje hace una porrada de años. De hecho, tengo unos pocos DVD grabados con el archivo de trabajos de los últimos cuatro o cinco años y para de contar. Lo único que almaceno en mi vida (además de experiencia, batacazos y novias) son libros en papel. Pero eso es un vicio, y como tal me lo tomo.

      Por cierto, ¿ya os habéis descargado todos la Wikipedia en un solo archivo ZIP? Es imprescindible hacerlo si eres un Diógenes digital com cal.

      :-P

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    2. Gracias por pasaros. Darío, eso de la Wikipedia me la tengo guardada para la segunda parte... Es "apasionante".

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  4. Yo tengo un síndrome de esos, tengo un batallón de discos duros con todo lo que quiero archivar (básicamente todo). Pero antes tenía cajones con cintas de audio, de música, conferencias para practicar, etc.
    No es un problema de confianza, es que necesito mi orden caótico y mis discos duros.
    Con los libros sigo anticuada, prefiero el soporte físico, huele mejor, huele a libro.

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