(Acaban de dar las 12 de la noche y ya se termina la huelga general)
Hace una semana el cole
de Churumbelita nos mandó una carta para comunicarnos que el colegio funcionaría
hoy con total normalidad, servicios comedor y actividades extraescolares
incluidos.
Es posible que no sea el
momento de una huelga general e incluso es más posible que haga más mal que
bien a la economía... Pero no se trata de eso.
Yo hoy me he levantado y
he puesto un mensaje de “fuera de la oficina” en mi programa de correo electrónico
para que mis clientes sepan que hay una huelga general en España y que yo no
estaré disponible. Sin embargo, me he encargado de un par de fuegos que sabía
que su rgirían porque así es nuestra
vida. He estado en silencio en las redes sociales y no he ido a ninguna tienda.
También he hecho de piquete informativo porque vivo con una autónoma que hoy
trabajaba. (Si hacían falta razones, Miguel Núñez, por medio de Curri, y Darío nos las ofrecen).
Yo no he llevado a
Churumbelita al cole. No tendría sentido llevarla si yo hago huelga (los
traductores odiamos las incongruencias). A media mañana he salido con ella al
parque del barrio y he visto que casi todos los negocios estaban abiertos,
incluido el centro de salud que hay a la vuelta de la esquina.
Mientras Churu se tiraba
un par de veces por el tobogán he pensado en cómo van las cosas. Como dice su mami: “este mundo donde la hemos puesto”.
No me atrevo a criticar
al ferretero que ha abierto su
tienda ni al frutero que se ha levantado temprano como todas las mañanas;
tampoco me animo a iniciar un debate sobre el posible impacto que el hacer o no
hacer huelga podrá tener. Ya abundan en las tertulias y en la prensa cabezas
pensantes que nos venden su s mil y
una certezas.
Yo me he criado en la
duda. Prefiero las preguntas a las respuestas. Prefiero las personas a las
declaraciones. Por eso, hoy, me he parado a pensar que todo lo que las personas
están su friendo en esta “crisis”
adopta una representación diferente. Nadie puede criticar desde su púlpito las decisiones vitales de cada uno porque
ninguno de nosotros conocemos las situaciones personales de nuestros
semejantes.
Y eso es lo imprescindible:
recordar que todos estamos en el mismo barco pero que tomamos decisiones
independientes y respetables. No ha sido un día alegre porque hace tiempo que
"huelga" y "juerga" ya no se parecen tanto. Hay demasiado
dolor, resentimiento, ansiedad y tristeza.
A otros les queda la
tarea de discutir sobre recuentos de almas...
A la mayoría le queda el
dolor de vivir con su día a día...
Hayan hecho huelga o no.